El mundo lamenta la muerte de Stephen Hawking
Adiós a una estrella de la ciencia: el reconocido físico británico Stephen Hawking murió hoy a los 76 años en su casa de Cambridge, informó su familia en un comunicado.
«Era un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurarán por muchos años», dijeron sus hijos Lucy, Robert y Tim. «Siempre lo echaremos de menos».
La muerte de Hawking provocó numerosas reacciones, muchas de ellas haciendo referencia a su humor. La Universidad de Cambridge, en la que el científico investigó durante años, se refirió a él como «una inspiración para millones de personas».
La primera ministra británica, Theresa May, destacó, entre otras cosas, su humor y su capacidad para aprovechar al máximo la vida. «Stephen Hawking no ha muerto, sino que simplemente ha huido a un universo paralelo», tuiteó el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier.
Hawking animó a generaciones enteras a «mirar más allá de nuestro propio planeta azul y a ampliar nuestro conocimiento sobre el universo», tuiteó el astronauta británico Timothy Peake, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
«Recordemos por siempre al genio Stephen Hawking, hablémosle de él a nuestros hijos y nietos», escribió también el astronauta español Pedro Duque. Y la agencia espacial estadounidense NASA lo honró como un «embajador de la ciencia». «Hemos perdido una mente colosal y un espíritu maravilloso», dijo Tim Berners-Lee, inventor de la World Wide Web.
Hawking sufría desde hacía más de medio siglo esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neuromuscular incurable. «No tengo miedo a la muerte», señaló en una ocasión. Pero tampoco tenía ninguna prisa por morir, agregó.
Hawking llevaba muchos años en silla de ruedas, apenas podía moverse y desde hacía mucho tiempo solo podía comunicarse con mucho esfuerzo y con la ayuda de una computadora. Además, en los últimos años sus fuerzas cada vez disminuían más.
Está considerado como uno de los mejores científicos de la historia y se le reconoce sobre todo por sus teorías sobre el origen del cosmos y sobre los agujeros negros.
«Quiero comprender el universo completamente», dijo una vez. «Quiero saber por qué es así, cómo es y por qué existe». El científico alcanzó fama mundial, entre expertos y legos, tras la publicación de su libro «Una breve historia del tiempo» en 1988.
Hawking nació en Oxford el 8 de enero de 1942, justo 300 años después de la muerte de Galileo Galilei, y murió el día del cumpleaños del genio de la física Albert Einstein (nacido el 14 de marzo de 1879) y en el día del número Pi.
Hawking fue diagnosticado con ELA cuando aún estaba en la universidad estudiando Física y los médicos solo le dieron unos pocos años de vida. Llevaba en silla de ruedas desde 1968, pero la enfermedad avanzó lentamente y no le impidió continuar con su carrera científica: en 1979 fue nombrado profesor Lucasian de Matemáticas en la Universidad de Cambridge, el mismo puesto que tuvo Isaac Newton.
Además, también tuvo una intensa vida privada: se casó dos veces y tuvo tres hijos. Primero estuvo 30 años casado con su amor de juventud, Jane Wilde, pero el matrimonio fracasó. Más tarde ella le describió como un «tirano». Después, en 1995 se volvió a casar con su enfermera, Elaine Manson, con quien estuvo unos 11 años.
Pese a sus problemas de salud, el cerebro de este genio nunca dejó de trabajar. Hawking desarrolló nuevas teorías sobre los agujeros negros y el Big Bang.
Aunque los agujeros negros absorben todo lo que se encuentra cerca con su enorme gravedad, Hawking demostró en la teoría que se evaporan lentamente, una consecuencia de la física cuántica. Ese proceso es extremadamente lento y la denominada radiación Hawking resultante es tan débil que aún no ha podido ser demostrada. Si no, es probable ya hubiera conseguido el Nobel hacía tiempo.
Además, cuando aún estaba realizando su doctorado, Hawking realizó en 1965 junto al británico Roger Penrose una de las aportaciones matemáticas más importantes a la teoría del Big Bang. Esta idea del origen del universo aún era polémica por aquel entonces, entre otras cosas, porque en esta singularidad matemática las leyes de la naturaleza no son válidas y parecía que era necesaria una especie de acto de creación.
Sin embargo, Hawking estudió la teoría de la relatividad general de Albert Einstein y pudo demostrar que esta predice un origen del universo. «Un resultado del que la Iglesia tomó nota con interés», contó el físico en su autobiografía «Breve historia de mi vida». Sin embargo, más tarde mostró que el origen del universo no tuvo que producirse necesariamente con una singularidad.
Asimismo, Hawking trató durante décadas de aunar la teoría de la relatividad con la física cuántica y de esta forma encontrar una «fórmula universal», en palabras del científico, «una gran teoría unificada» que pudiera describir todo lo que ocurre en el universo, desde el microcosmos hasta el macrocosmos.
Hawking era una especie de estrella de la ciencia y no tenía miedo a pronunciarse sobre ideas tan populares como los viajes en el tiempo o los extraterrestres.
Durante sus últimos años advirtió constantemente de peligros para la Tierra como los robots inteligentes, el calentamiento global, una guerra nuclear y los virus manipulados genéticamente. El científico abogaba por que la humanidad buscara alternativas en el espacio por si en la Tierra se producía una catástrofe.
Junto al millonario ruso Yuri Milner planeó el envío de una diminuta nave espacial en un viaje de 20 años de duración al sistema solar Alpha Centauri. Hawking estaba convencido: «Tarde o temprano tendremos que mirar hacia las estrellas».