La historia de «Los elefantes», el curioso cuadro de Dalí
Bien podría servir de portada de disco este cuadro de Dalí en el que vemos de nuevo a sus elefantes de patas larguísimas (recordemos sus otros elefantes de 1937).
Es un cuadro inusual en el pintor, ya que no vemos múltiples figuras, objetos y detalles. Sólo a estos dos paquidermos caminando por un paisaje desértico al atardecer, con algunas colinas, dos estatuas-maniquís al estilo de Chirico y una especie de templo al fondo.
Dejando de lado las evidentes connotaciones fálicas de estos mamíferos, los elefantes son un símbolo claro de fortaleza, de solidez, pero Dalí le da la vuelta a este concepto y los convierte en seres frágiles con patas de araña, que soportan el enorme peso de los animales.
Fuerza y resistencia son las dos palabras que definen a este símbolo en las obras de Dalí. Son a menudo representados con piernas largas, con múltiples articulaciones y muy delgadas, casi invisibles, y siempre aparecen cargando alguna cosa. También representan el futuro.
Salvador Dalí, el maestro del surrealismo , regaló al mundo un reino donde la realidad se entrelaza con la imaginación, borrando las líneas entre el consciente y el subconsciente. Entre sus fascinantes creaciones, «Los elefantes» se erige como una enigmática obra maestra que nos atrae a un paisaje onírico lleno de simbolismo y mística. Esta pintura, ejecutada con la meticulosa precisión característica de Dalí , ofrece una lente única sobre la fascinación del artista por la interacción entre lo real y lo irreal, lo tangible y lo simbólico.
«Los elefantes», nacida en 1948 durante la exploración de Dalí de lo que denominó «misticismo nuclear», presenta una escena inquietante pero cautivadora: elefantes de patas delgadas que llevan obeliscos en sus espaldas, atravesando un paisaje árido desértico. Los elementos surrealistas y los detalles meticulosos evocan una sensación de inquietud y fascinación, atrayendo a los espectadores a un reino donde lo familiar da paso a lo extraordinario.
El simbolismo de Dalí a menudo refleja el poder de la mente subconsciente para dar forma a nuestras percepciones y experiencias. En «Los elefantes», las patas alargadas de estas majestuosas criaturas podrían significar su capacidad para atravesar los límites de la realidad y aventurarse en los rincones de la psique. Los obeliscos que llevan, antiguos símbolos de poder y eternidad, podrían verse como monumentos a la memoria, que capturan el peso de los recuerdos que persisten a través del tiempo.
Mientras nos embarcamos en un análisis de esta fascinante obra de arte, nuestro objetivo es desentrañar las capas de simbolismo que se encuentran debajo de su superficie. Al explorar la elección de temas de Dalí, su meticulosa atención al detalle y el contexto más amplio de su viaje artístico, esperamos arrojar luz sobre la compleja narrativa que se desarrolla dentro del marco de la pintura.
A través de la lente de «Los elefantes», no sólo vislumbramos la mente de un genio surrealista sino que también entablamos un diálogo sobre la naturaleza de la realidad, la memoria y la experiencia humana. Únase a nosotros mientras recorremos el paisaje surrealista que pintó Dalí, descifrando el misterioso viaje de estos elefantes y descubriendo las profundas conexiones que forjan entre el consciente y el subconsciente.
El simbolismo surrealista de Dalí: los elefantes como mensajeros surrealistas

En el centro de » Los elefantes » se encuentra la afinidad de Dalí por el simbolismo como medio para desbloquear los misterios de la mente. Las patas alargadas de los elefantes evocan una extraña sensación de distorsión, sugiriendo un alejamiento de las normas de la realidad. Estos miembros larguiruchos se vuelven emblemáticos de la maleabilidad de la percepción, como si las criaturas pudieran atravesar el abismo entre el consciente y el subconsciente con facilidad. Los propios elefantes, majestuosos y poderosos, adquieren un aura de otro mundo, encarnando la potencia de la mente humana para trascender las limitaciones del mundo físico.
Un elemento central de la composición son los obeliscos, las estructuras antiguas y verticales que tienen un significado histórico como símbolos de eternidad y poder. Colocados encima de los elefantes, estos obeliscos se transforman en monumentos de la memoria, lo que significa el peso de los recuerdos que perduran en el tiempo. La elección de Dalí de yuxtaponer estas estructuras duraderas con patas frágiles y paisajes etéreos subraya la tensión entre lo duradero y lo efímero, dejando a los espectadores contemplar el delicado equilibrio entre la memoria y la naturaleza transitoria de la existencia.
El paisaje del desierto: un paisaje onírico surrealista
La árida extensión del desierto que sirve de telón de fondo para esta procesión surrealista amplifica la calidad onírica de la obra de arte. Este terreno árido se convierte en un lienzo para que Dalí explore la inmensidad de la psique humana y los territorios inexplorados del subconsciente. La calidad onírica de la escena (la confusión de lo familiar y lo extraño) refleja la yuxtaposición de realidad e imaginación que caracteriza al movimiento surrealista. El viaje de los elefantes a través de este paisaje desolado se convierte en una metáfora del viaje humano a las profundidades de la mente.