Las increíbles ventajas de ser tímido

Desde Agatha Christie al naturalista Charles Darwin, muchos de quienes son considerados socialmente torpes han cambiado el mundo para mejor. ¿Acaso hemos olvidado las ventajas de ser tímido?

Si alguna vez te sientes superado por tu falta de confianza en ti mismo, quizá debas de recordar a la escritora Agatha Christie.

En abril de 1958, organizaron una fiesta en su honor para celebrar un record increíble: su obra de teatro «La ratonera» se convirtió en la producción con más funciones en la historia de Reino Unido: 2.239 actuaciones.

Christie se puso su mejor vestido, unos elegantes y largos guantes blancos y se dirigió a su fiesta en el exclusivo Hotel Savoy. Cuando llegó, el portero no la reconoció y le impidió el ingreso.

¿Qué hizo entonces la escritora más vendida de su época? Pues a sus 67 años, dio media vuelta y de manera dócil se fue a sentar a la sala de estar. Y se quedó sola mientras los demás celebraban su éxito.

«Estuve paralizada por mi miserable, horrible e inevitable timidez», dijo Christie cuando le preguntaron del hecho.

¿Cómo es posible que alguien tan exitoso sea tan tímido?

Cuestión de vida o muerte

Para quienes no son tímidos, esta situación podría resultar incomprensible pero para quien está afligido por el peso de la inseguridad, ésta puede llegar a ser un asunto de vida y muerte.

El doctor Henry Heimlich, que dio su nombre a la popular maniobra con la que se ha salvado la vida miles de personas atragantadas, cuenta que víctimas muy tímidas han preferido salir de la habitación cuando sentían el ahogo con tal de no incomodar a nadie.

«Y al no ser atendidos perdían el conocimiento y podían morir o padecer un daño cerebral permanente»

El historiador cultural Joe Moran explora la influencia de la timidez en la política, la literatura y la sicología en su libro «Las violetas que se encogen».

Al contrario de lo que podría suponerse, la timidez, y a veces incluso inseguridad, no necesariamente impregna todos los aspectos en la vida de quien la padece y depende del contexto.

El mismo Moran se considera una persona tímida y admite que se siente cómodo dando una conferencia frente a cientos de asistentes pero que le aterran los momentos de las preguntas.

Moran concluye que su confianza es mayor en situaciones en las que los roles están claros que cuando el entorno es ambiguo.

Por ejemplo, muchos rebosan de confianza cuando reciben a alguien sentado detrás de su escritorio, pero si se encuentran a la misma persona en un pasillo o frente a la fotocopiadora, entonces la timidez asoma.

«Y entonces uno no sabe si debe de detenerse ni por cuanto tiempo», dice Moran.

¿Tímido o introvertido?

La timidez no es lo mismo que ser introvertido, ni necesariamente son compartidos por la misma persona.

La escritora Susan Cain señala que los introvertidos (y pone al fundador de Microsoft, Bill Gates, como ejemplo), necesitan tiempo a solas y no les suele importar lo que piensen los demás.

Los tímidos en cambio necesitan compañía pero a la vez están nerviosos y preocupados por la forma como los demás los perciben.

De esta manera, es perfectamente posible ser un extrovertido tímido que al mismo tiempo busque ser el centro de atención aunque en realidad se siente atemorizado.

El famoso actor inglés Dirk Bogarde representaba este caso. Según Morán, el artista aprendió a esconder sus sentimientos desde el colegio porque era víctima de acoso escolar.

«Así estaba a salvo de los depredadores y por depredadores me refiero a todos los que conocí», señalaba Bogarde.

El actor incluso confesaba que a veces incluso vomitaba por lo nervioso que estaba antes de salir al escenario.

Otros ejemplos incluyen a Charles Darwin, el padre de la Teoría de la Evolución, que se hubiera extinto irremediablemente de haberse dedicado a la oratoria: él pensaba que carecía de toda sofisticación social y facilidad de palabra.

La actriz Keira Knightley que confiesa sentir su lengua paralizada en cada una de las fiestas a las que asiste, el expresidente francés Charles de Gaulle y hasta el cantante Morrisey.

Estrategia evolutiva

Queda claro que la timidez no impide el éxito, pero ¿podría decirse que es beneficiosa?

Algunos biólogos evolucionistas (es decir, seguidores de Darwin al fin y al cabo) consideran que la timidez es un rasgo prehistórico que también permitió la supervivencia de los individuos.

Llevado al mundo animal, puede decirse que los ejemplares más osados consiguen las mejores presas y parejas pero los especímenes tímidos suelen sobrevivir más al evitar los enfrentamientos.

Ambas son dos estrategias evolutivas exitosas. Sin embargo, Moran destaca otro rasgo. «Creo que no se puede hablar de timidez sin hablar de que la capacidad para lo que Darwin llama autoatención», dice a la BBC el historiador.

Según Moran, la timidez es también la capacidad de pensar en uno como parte de un grupo más grande de individuos.

«De esa forma tendemos también a pensar en lo que los demás piensan de nosotros, aunque eso sea incómodo a veces», señala.

FUENTE: BBC

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