¿Hay un gen que hace felices a las mujeres?
Un estudio, realizado por científicos de la Universidad de Florida del Sur, comprobó la existencia de un gen que hace felices a las mujeres. Dicho gen puede estar presente también en el hombre, pero en el sexo masculino no acarrea los mismos efectos. ¿Conoces la historia detrás de este interesante descubrimiento?
345 voluntarios (152 mujeres y 193 hombres) participaron en las pruebas de este estudio, que buscaba determinar si había una relación entre la genética y el grado de felicidad que las personas percibían en sus vidas. La investigación toma en cuenta factores como la edad, la educación y los ingresos de los participantes.
Los investigadores hallaron que las mujeres con una baja expresión del gen MAOA se declararon más felices que el resto de sus compañeras. El gen MAOA es un agente que regula la producción de enzimas catalizadoras de monoaminas, principalmente de serotonina y dopamina; las hormonas del bienestar.
Para Henian Chen, coordinador del estudio, este hallazgo resulta doblemente curioso, ya que hasta ahora el gen de MAOA se había relacionado solo con respuestas negativas, como “el alcoholismo, la agresividad y el comportamiento antisocial”.
¿Qué pasa con este gen en el caso de los hombres?
Durante la prueba se vio que algunos hombres portaban a su vez el gen de MAOA, pero la percepción de felicidad propia de estos no resultó distinta de aquellos que no lo tenían. Los investigadores observaron que, al contrario del caso femenino, en los hombres el gen MAOA da pie a una actitud violenta.
«Algunos científicos incluso lo han apodado el “gen guerrero”», añade Chen. Los investigadores especulan que esta diferencia entre sexos podría estar relacionada con el hecho de que los hombres tienen mucha más testosterona que las mujeres. Tal vez la hormona del varón inhibe la marea de felicidad que acompaña al gen.
Felicidad con un toque de amargura
Aunque más felices que los hombres, las mujeres que participaron en la prueba también mostraron tener índices de estrés y de angustia más elevados que sus contrapartes masculinas.
El estudio completo fue publicado en la revista Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry.