Hace 60 años murió James Dean… y nació su leyenda
Para ser una leyenda hay que morir joven. Ese fue el caso de Marilyn Monroe, Che Guevara, John F. Kennedy o Kurt Cobain. James Dean quedará para siempre en la memoria como un joven rebelde y atractivo. Hoy se cumplen 60 años de su muerte, que podría haber salido de un guión cinematográfico.
El joven, hijo de un granjero, siempre quiso ser actor. A los 19 años consiguió su primer trabajo como intérprete en un anuncio de Pepsi. No decía ni una sola palabra. Pasó por varias películas, pero a menudo ni salía en los créditos.
Todo ello cambió con «Al Este del Edén» (1955). Dean interpreta a un joven dubitativo y confundido, que intentaba buscar un sentido a su vida. Desde el punto de vista material tenía todo lo que se puede desear, pero no era feliz. De ese modo reflejó el sentir de esa generación de jóvenes tras la Segunda Guerra Mundial.
La vida de Dean tuvo continuos altibajos. A los éxitos se sucedieron las derrotas, tras los excesos, depresiones y a los arrebatos de amistad, las peleas. Era alguien que estaba fuera de los cánones.
El mundo del motor era su pasión. Cuando Dean cumplió 16 años recibió una moto de regalo. Participó en carreras de coches y no dejó de comprar un deportivo tras otro. Cuando se compró el Porsche 550 Spyder, al que a los tres días le pintó en la parte de atrás «Little Bastard», se lo mostró al actor Alec Guinness y éste le dijo: «No lo conduzca. Si lo hace, morirá en una semana».
Y justo siete días después Dean conducía junto a un mecánico por una carretera conocida. Acababa de recibir una multa por exceso de velocidad, pero eso no frenó al joven de 24 años. Cuando un Ford pasó a su lado a gran velocidad no pudo evitarlo al ir casi 140 kilómetros por hora y acabó estrellándose contra el otro coche.
A su compañero mecánico lo sacaron herido grave del coche y Dean todavía respiraba tras el impacto, pero al llegar al hospital declararon su defunción.
Dos de las tres películas en las que da vida al protagonista se estrenaron tras su muerte y dos semanas antes del fatal accidente grabó un anuncio en el que alentaba a conducir con precaución. «La vida que salva podría ser la mía», decía Dean en el anuncio. Pero finalmente no fue así y nació una leyenda.
FUENTE: Dpa