Este es el motivo por el que querés a tu mascota como a un hijo
Se dice que a las mascotas se las quiere como a un miembro más de la familia, especialmente a los perros. Incluso hay quienes realmente las tratan y aman a sus mascotas como si fueran un hijo más, ¿pero sabías que hay un motivo detrás que lo confirma?
La gran mayoría hemos tenido una mascota en nuestra vida. Ya sea un hámster, un gato o un perro, éstos últimos la especie más común. De los perros se ha dicho que son los mejores amigos del hombre, siempre fieles a sus dueños y capaces de regalarnos momentos a lo largo de su vida verdaderamente únicos.
No obstante, ¿de dónde viene ese sentimiento hacia ellos que hace que los queramos como a nuestro propio hijo? Tal y como destaca un estudio realizado por la revista PLOS ONE, existiría un motivo por el cual amamos a los perros, un sentimiento que va más allá de ser simplemente una mascota en casa y con la que tener un mínimo de responsabilidades.
Para el estudio se llevaron a cabo dos ejemplos. Por un lado la conexión o vínculo materno-infantil y por el otro la humana-animal. Aunque diferentes a primera vista, ambas coinciden en la manera en la que una de las partes hace la función de protector/cuidador. Con el fin de dar una mayor profundidad al estudio se escogieron madres con hijos de edades comprendidas entre los 2 y 10 años, pero que a su vez tuvieran un perro de al menos un año de vida.
Como requisito, se solicitó también a las participantes que trajeran fotos de sus hijos pero también sus perros. El resultado fue cuanto menos sorprendente ya que el Hospital General de Massachusetts, lugar en el que se realizó el estudio, trató de demostrar la conexión entre los vínculos citados líneas atrás examinando para ello la neuroanatomía funcional de los humanos hacia sus hijos y los perros.
La importancia de tener una mascota
En palabras de Lori Palley, responsable del estudio, cuando a las madres se les enseñaban tanto las fotos de sus hijos como las de sus perros, en ambos casos se activaban las regiones del cerebro que se relacionan con las emociones, la compasión o el afecto.
No sólo eso, sino que si se les ponía frente a instantáneas de niños o perros anónimos, las reacciones fueron completamente diferentes y por ende no entrando en acción dichas zonas cerebrales.
Lori destaca la importancia de tener un perro o cualquier otro tipo de mascota. Gracias a ellas se despiertan en nosotros sentimientos que de otra manera puede que no experimentemos, pero que a su vez son transmitidos al propio animal, dotándolo así de una personalidad.