El libro de la semana: «El día que Selma soñó con un okapi»
«Selma solía decir que, cada vez que soñaba con un okapi por la noche, podíamos estar seguros de que alguno de nosotros moriría durante las veinticuatro horas siguientes. Y era casi cierto. En una ocasión fueron veintinueve horas: la muerte llegó con retraso. Quizá por eso abrió la puerta de golpe, sin llamar, y quizá el retraso se debió a que había estado dudando hasta el último momento».
Así comienza esta belleza escrita por la alemana Mariana Leki, una novela en la cual el amor y la muerte van de la mano y que tiene el curioso título «El día que Selma soñó con un okapi».
¿De qué trata esta novela? El punto de partida está claro en la primera página. Cada vez que el personaje de Selma sueña con un okapi, alguien muere en las 24 horas siguientes. Esto ocurre en un pueblito de la montañosa e imaginaria región de Westerwald.
El germen de esta fantástica historia fue su idea de “inventar el personaje de una mujer que hubiera vivido algo horroroso en su infancia y eso le llevara a confundir el amor con la muerte”. Una idea original; puede que extraña, pero que da mucho de sí. En la novela, esa mujer es Luise, la nieta de Selma. Ella también posee su propio don sobrenatural -distinto al de su abuela-, y es que cada vez que dice una mentira algo cae al suelo: otro de los muchos hechos inexplicables que la escritora va incluyendo en la historia como quien no quiere la cosa.
Entre las muchas peculiaridades de esta novela que te va a recordar al estilo de la hermosa «Cien años de soledad», tal vez la de mayor calado está en el énfasis y el tratamiento especial que Leky le da en la novela al fin fatal que a todos nos espera, como algo absolutamente normal e inevitable y que sin embargo produce la tan humana resistencia en los personajes del libro (resistencia escrita genialmente por Leky, con historias tan dulces como desopilantes).
Por ejemplo, el temor ciego a la muerte tiene a su mayor exponente en el cartero del pueblo. Una de las veces que Selma sueña con un okapi, y consciente como todo el mundo de lo que viene después, el tipo se convence de que al menor movimiento que haga será él quien muera. “El caso es que días e incluso meses después del sueño y de que ya alguien hubiera muerto a continuación -la madre del zapatero-, el cartero seguía igual de convencido y también igual de quieto”, así que simplemente se queda sentado para siempre. “Las articulaciones se le inflamaron por la falta de movimiento, la sangre se le coaguló y le paralizó la parte inferior del cuerpo y, finalmente, también el corazón”. Y así es como muere el hombre: de puro miedo a morirse.
El paralelismo que Leky establece entre la muerte y el amor, se percibe sobre todo a través de los temores de Luise a uno y otro por igual. Hacia la mitad del libro, esta joven piensa: “El amor es como el agente judicial que acaba de llegar al pueblo de al lado para embargar la casa al granjero Ledig: se presenta de improviso y estampa su sello en todo lo que tienes para dejarte claro que ya no te pertenece”. Selma le adivina este pensamiento a su nieta y le advierte de que está confundiendo términos: “Eso no es el amor sino la muerte. Y hay una sutil diferencia: del reino de los enamorados ha conseguido regresar más de uno”, sentencia.
En la novela de Mariana Leky hay muertos y enamoramientos. Todo es impensable, pero se hace natural y magnético. Como en Macondo.
FICHA DEL LIBRO:
- Colección:BIBLIOTECA FORMENTOR
- Número de páginas:376
- Peso:400
- Formato:Rústica
- Edición:2019
- Idioma:Castellano
- ISBN:9789507319983
LEE AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO DE ESTE LIBRO.