Conocé el origen de la expresión «echarse un polvo»
Si bien se puede pensar que tiene que ver con aquello de «del polvo venimos todos, su origen es bien diferente. Y su génesis tiene más de dos siglos.
¿Quíen no lo ha dicho alguna vez? Sí, puede parecer despectivo o desubicado, pero en la urgencia del deseo sexual, en la confianza de la intimidad de la pareja, en el habla cotidiana, es una frase muy común. ¿O acaso le vas a decir a tu pareja algo como ‘Tengamos sexo’ o ‘Amémonos’? No, la invitación normal es ‘¿Nos echamos un polvito?’L
Hay quien sostiene que sería una frase derivada de otra, aquella que sostiene que “del polvo venimos todos y allí regresaremos”. Pero por suerte, hace mucho tiempo que la gente dejó de pensar en el acto sexual como mero instrumento para la reproducción de la especie y le dimos más importancia al placer que a la supervivencia de la humanidad.
El libro publicado hace unos años en España por Astiberri ediciones, “Con dos huevos, Glosario ilustrado de las expresiones más castizas” de Héloïse Guerrier y David Sánchez podemos leer una explicación más ‘científica’: “Echar un polvo: mantener relaciones sexuales. ‘Hacía meses que no ligaba y ¡por fin eché un polvo!’ El modismo provendría de la costumbre extendida entre la alta sociedad de los siglos XVIII y XIX de inhalar por la nariz el tabaco de polvo, llamado rapé. El caballero se retiraba a otro cuarto para tal propósito, excusa que se solía aprovechar para mantener encuentros sexuales furtivos. Por extensión, “echar un polvo” acabó adquiriendo ese significado.
Esnifar rapé
Pero ¿por qué era necesario irse a otro cuarto para esnifar rapé? Es que el tabaco en las fosas nasales generan irritación y provoca estornudos que molestaban a las personas que no tenían esa costumbre, por eso se optaba por ir a otra habitación, como ahora cuando se “sale a fumar” al aire libre o a un espacio determinado para fumadores.
Este momento de salir del lugar donde estaba la reunión era una excusa perfecta para que las parejas o los infieles pudieran ausentarse e ir a otro cuarto para mantener relaciones sexuales durante las fiestas sin levantar sospechas. Por eso, se asocia la olvidada costumbre de aspirar rapé, comentada como “van a echar un polvo” con mantener relaciones sexuales.