Cómo ordenar la heladera y evitar intoxicaciones alimentarias
Rellenar huecos en la nevera y mezclar alimentos crudos y cocinados puede ser un error que conlleve la aparición de bacterias y de intoxicaciones alimentarias. Cada alimento tiene su lugar y, por supuesto, su caducidad.
La heladera no es un armario. Muchas veces al llegar con la compra tendemos a refrigerarlo todo de forma inmediata por miedo a que se ponga malo. Es verdad que hay que mantener la cadena de frío; pero no nos engañemos. No se trata de rellenar huecos si no de colocar cada cosa en el sitio correcto para que se mantenga en su temperatura adecuada y no suponga un riesgo para el consumidor.
Hacerlo bien nos ayudará a evitar toxiinfecciones alimentarias. Desde el Ministerio de Sanidad explican que la temperatura ideal de refrigeración oscila entre los 0 y los 5ºC -tanto en invierno como en verano-, además de añadir que “la capacidad del frigorífico debe ser adecuada al número de personas a las que debe prestar servicio. No se debe sobrecargar la nevera y es importante separar adecuadamente los alimentos para facilitar la circulación del aire”, algo que si no ocurre puede llevar a que la comida que guardamos no se enfríe de forma homogénea e incluso que pierda frío y se estropee.
Además de no llenarla y no amontonar los alimentos, hay que procurar no introducirlos a alta temperatura “para que no calienten el resto de los alimentos ya almacenados. Con que no quemen al contacto sería suficiente para meterlos”, explicaMiguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autor del libro Que no te líen con la comida.
¿En recipientes cerrados o abiertos?
Una vez que tenemos claro que hay que dejar espacio entre los alimentos, hay que destacar que se deben separar los alimentos crudos de los cocinados. El objetivo de hacerlo así es evitar las posibles contaminaciones con algunas bacterias, como lasalmonella, la E.coli, la listeria, el campylobacter… Lurueña recuerda que “los alimentos que suelen estar más contaminados son los de origen animal. Estos los cocinamos antes de consumirlos, pero los otros no”.
Si separamos cada tipo de alimentos en una fiambrera cerrada herméticamente evitaremos que haya contaminación y que proliferen las bacterias, además de preservar la vida del alimento al no estar expuesto al oxígeno. Las verduras y frutas hay que lavarlas antes de consumirlas, ya que también pueden estar contaminadas por estas bacterias.
También hay que procurar no olvidar en el fondo de la nevera ningún alimento. Para ello se debe reorganizar la nevera cada cierto tiempo y consumir antes los productos cuya fecha de caducidad esté próxima.
Un truco para evitar que alimentos que vienen envasados y cuya duración es larga se estropeen, como mostazas y otras salsas, es apuntar en el envase la fecha en la que lo hemos abierto, aconseja Inmaculada Luengo, nutricionista clínica y experta en alimentación comunitaria y deportiva del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Según la nutricionista: “si tienes dudas de cuánto tiempo lleva abierto, lo mejor es retirarlo porque puede suponer un riesgo para la salud”.
¿Dónde se coloca cada alimento?
La temperatura del frigorífico varía en función de la zona pero también depende del modelo. Lo ideal es leer las instrucciones para ver qué consejos da el fabricante, pero también hay ciertas pautas generales que podemos tener en cuenta para alargar la vida útil de los alimentos que vamos a comer y evitar ponernos enfermos por toxiinfeciones alimentarias.
Por ejemplo, las frutas y verduras deben ir siempre colocadas en los cajones situados en la parte inferior de la nevera, “para que no pierdan mucha agua por evaporación”, comenta Lurueña. En el caso de que el frigorífico cuente con otro cajón para carne y pescado, Luengo explica que deben colocarse ahí y siempre bien empaquetados para evitar el contacto y las contaminaciones. “Dentro de la nevera la temperatura varía. En las zonas inferiores, los cajones y las baldas, la temperatura es mucho más baja”, dice Luengo.
Si no contamos con ese cajón, se aconseja colocar en el estante inferior los alimentos crudos de origen animal -carnes y pescados- y separados convenientemente, claro está. En esta zona también pueden colocarse los alimentos que vayamos a descongelar. Este proceso se debe realizar en “el frigorífico y no a temperatura ambiente. Para ello hay que usar fiambreras o recipientes cerrados que permitan recoger el agua que se produce en el deshielo y que puede contaminar otros alimentos”, añade Lurueña.
Lo mismo tenemos que tener en cuenta con otros alimentos que puedan gotear y que no debemos poner en las baldas superiores “para que ese posible goteo no contamine todos los alimentos que están por debajo”, dice Lurueña. Sería el caso, por ejemplo, de una sandía o un melón cortados, que podemos tapar con un papel de film -y nunca dejarlo sin cubrir- y que puede rezumar y que el jugo de la fruta manche el resto de alimentos.
Sin olvidar que si hay escapes de alimentos hay que limpiar las baldas, así como hacerlo con cierta periodicidad aunque no hayamos detectado fugas.
En la zona intermedia de la nevera deben colocarse el embutido y los quesos, postres, mientras que los platos cocinados, también en fiambreras cerradas, han de colocarse en el estante del centro o en el superior (dependiendo de las indicaciones del fabricante). Las conservas -abiertas o cerradas pero que requieran frío- también deben colocarse en la zona superior.
¿Y qué pasa con los yogures? Esto también dependerá de cada frigorífico, pero lo habitual es que se coloquen o bien en el estante del centro o en el superior.
Y la puerta, dice la Aesan, que está reservada para “bebidas o alimentos con un consumo frecuente, como leche, refrescos o zumos”.
¿Dónde van los huevos?
Un error muy común al almacenar los huevos es ponerlos en la puerta de la heladeraprecisamente en la zona donde la nevera trae por defecto una huevera. ¿Por qué no debemos hacerlo así? No es una buena idea porque es la zona donde se producen más cambios de temperatura al abrir y cerrar la puerta. “Esto puede hacer que se condense la humedad en la superficie del huevo. Ese agua puede favorecer el crecimiento de bacterias, que pueden entrar en el interior del huevo a través de los poros de la cáscara”, dice Lurueña.
En ello coincide Luengo, para quien tampoco se deben guardar los huevos en el paquete de plástico en el que lo llevamos a casa: “El plástico también puede hacer que el agua se condense” y que nos expongamos a toxiinfecciones alimentarias, como la salmonella.
Otra práctica que debemos evitar es colocarlo en otro recipiente junto a frutas en la nevera. De hecho, los huevos deben colocarse en el estante central y en hueveras cerradas.
Y, ojo, la puerta del frigorífico hay que abrirla lo menos posible y, sobre todo, no quedarnos mirando su interior un rato, porque así lo único que conseguimos es que la temperatura de nuestra nevera no sea estable y se puedan producir contaminación de los alimentos.