Cómo es “Succession”, la serie ganadora en los Golden Globes
La serie original de HBO gira en torno a vida de una elcléctica familia, dueña de un importante conglomerado de empresas de comunicación.
Creada por Jesse Armstrong, con Will Ferrell y Adam McKay como productores ejecutivos, esta es una serie de televisión de drama estadounidense que narra la historia de los Roys, una disfuncional familia dueña de un imperio mediático con sede en Nueva York y ambientada en el mundo de riquezas incalculables y privilegios extraordinarios.
El protagonista de TODO es Logan Roy (Brian Cox), un viejo patriarca que está a punto de entregar las riendas del negocio familiar de medios y entretenimiento, Waystar Royco a Kendall (Jeremy Strong) que inesperadamente, al menos para él, la idea de que está preparado para hacerse cargo no es tan clara y los otros hermanos buscan una oportunidad para ellos. Cuando hay tanto dinero y poder involucrados, no puedes confiar en nadie, ni siquiera en la sangre.
La lucha por la posición es hilarante, digna de vergüenza y desagradable, pero eso hace que la trama sea MUY buena.
Si bien la batalla en curso entre padre e hijo para poder sucederlo en la empresa se desarrolla sin que ninguno sea capaz de asegurar un terreno moral, el resto de la familia Roy está involucrado en sus propios planes. Las aspiraciones políticas de Shiv (Sarah Snook) no solo chocan con su padre, sino que también la involucran en un romance con un consultor político. Mientras tanto, el prometido de Shiv, Tom (Matthew Macfayden), es potencialmente responsable de alguna malversación corporativa que ocurrió antes de su mandato e intenta establecer al joven primo Greg (Nicholas Braun) como su propiedad, además de su implacable hostigamiento al recién llegado a la familia. Pero Greg no es tan ingenuo como parece y se dedica a algunas de sus propias puñaladas y manipulaciones. Luego está Roman (Kieran Culkin), que constantemente degrada a los que lo rodean y tiene un sistema de creencias tan firme como una hoja de papel en el viento: fluirá en cualquier dirección que resulte a su favor. Finalmente, está Connor (Alan Ruck), que no está dispuesto a participar en la lucha por el poder porque no tiene la responsabilidad del deseo y se mantiene alejado del negocio, usando su riqueza heredada para vivir en el desierto y estudiar medicina holística, entre otras modas imaginarias.
Todos los personajes de Succession son personas horribles. No hay héroes, no hay almas comprensivas ni caritativas. Cada vez que crees que Succession puede darte espacio para sentir un poco de empatía por una de estas almas retorcidas, muestra otro lado feo de ellas. Hay una excepción, y es el mismo Logan Roy, porque todas estas personas serían prácticamente inútiles en el mundo si no fuera por su riqueza heredada.
El grado en que los lazos familiares definen la realidad social de los niños Roy le da al programa la magnitud de la tragedia de Shakespeare, pero con un giro contemporáneo: las mismas conexiones que permiten a estos personajes vivir vidas lujosas tan alejadas del resto de la sociedad también socavan su capacidad de hacer y deshacer relaciones y el efecto dominó que tiene todo por la poderosa compañía de la familia.
La producción del programa presenta el estilo de vida de los Roys de manera casual, en un estilo genial y desapasionado que refleja el desprendimiento de los personajes del mundo fuera de su burbuja dorada. Succession tiene un atractivo felino, retrocede y deja que el espectador se acerque a ella y saque sus propias conclusiones sobre las virtudes de estos personajes… o la falta de ellas.
Si bien el programa no halaga exactamente a esta familia, tampoco está del todo claro desde el principio si estamos destinados a reírnos de ellos, compadecerlos o despreciarlos, y ese sentimiento de la nada misma es fascinante. Las bromas son grotescas, con miles de golpes en forma de insultos lanzados entre los personajes. Estas personas crueles se encuentran en situaciones terribles a menudo por su propia creación, dejándolas solo con riqueza y poder como un medio para sobrevivir y no justamente con su ingenio extremadamente limitado. Es ese sentido del humor sardónico que corre por las venas de esta serie es lo que la hace tan diabólicamente adictiva.
Succession es una serie llena de millonarios, buitres y personas terribles que nunca querrás conocer personalmente, pero que sí son muy divertidos e interesantes de ver en la pantalla chica; tanto es así que no por nada ya está nominada a varios premios de este año.
¡Corré a verla!