Acoso laboral: Una tortura que se da en etapas
El acoso es un mal que lamentablemente ocurre habitualmente en el trabajo y al que todos estamos expuestos. Dentro del ámbito laboral, el mobbing no ocurre de un día para otro, sino que suele seguir siempre una serie de pautas. Primero se produce un conflicto que, por una u otra razón, queda sin resolver. A partir de eso se generan rechazos, discriminaciones y pequeñas agresiones aisladas pero personales.
Luego de algunos meses comienza una segunda etapa. El conflicto inicial pasa a un segundo plano y la víctima del mobbing de pronto se convierte en blanco sistemático de agresiones, ya sea explícitas o implícitas, por medio de la segregación, por ejemplo.
En la tercera etapa suelen producirse críticas laborales. La persona que sufre el mobbing es tildada de problemática debido a su falta de rendimiento, que a su vuez suele empeorar a raíz de las constantes humillaciones. En la última fase el proceso puede derivar en la salida de esa persona de la empresa, ya sea porque renuncia o porque la despiden.
Para evitar un caso semejante de mobbing, es fundamental recurrir a los superiores o al gremio perteneciente a tu actividad. Este tipo de acoso psicológico suele gestarse en equipos en los cuales los jefes no atienden los posibles conflictos. En cambio, si los jefes mantienen una buena comunicación con los empleados y les transmiten sus decisiones, las posibilidades de que se genere un clima semejante suele ser mucho menor.