Así se transforma tu cuerpo con el yoga
En tiempos de coronavirus, muchos se han volcado a intensas clases de gimnasia o baile online. Lo que pocos saben, es que a pesar de no ser tan fuerte como una actividad aeróbica, el yoga puede ser igualmente efectivo a la hora de mejorar tu cuerpo, tanto en lo que respecta a la salud como a la estética.
Algunos de estos beneficios son visibles y se aprecian en poco tiempo, como el aumento de la flexibilidad. Otros pasan más desapercibidos, pero en realidad están mejorando mucho nuestra salud y nuestra calidad de vida.
Mejora tu sistema respiratorio
La respiración es uno de los pilares fundamentales en la práctica de yoga. Por eso una de las primeras cosas que aprendes cuando empezás a hacer yoga es a respirar correctamente, es decir, inspirando por la nariz en lugar de hacerlo por la boca (que es lo más habitual). Además, se realiza una respiración diafragmática que incrementa la oxigenación celular con todos los beneficios que conlleva; mejora la circulación sanguínea (algo que influye positivamente en nuestro organismo), relaja la musculatura, equilibra el ritmo cardíaco y también el sistema nervioso.
Te vuelve más flexible
El aumento de la flexibilidad es algo que se nota enseguida, aunque lleves poco tiempo practicando. Y esto es más importante de lo que parece a simple vista, porque la flexibilidad corporal nos ayuda a prevenir posibles lesiones, tanto a la hora de hacer ejercicio como en nuestra actividad diaria habitual. Si notas tu cuerpo demasiado rígido al principio no te preocupes, es normal si estás empezando. Pero con un poco de constancia no tardarás en sentirte más flexible. Como consecuencia de ello, notarás cómo van desapareciendo muchos dolores, normalmente musculares, causados por las tensiones del día a día y las malas posturas.
Se refuerza tu sistema inmunológico
La razón de esto la tenemos en la hormona del estrés, es decir, el cortisol, cuyos niveles en nuestro organismo se reducen al practicar yoga. Según se ha comprobado, unos niveles elevados de cortisol en sangre producen alteraciones en el sistema inmunológico, por lo que el yoga te hace más resistente ante las enfermedades. Además, el cortisol en niveles altos puede causar aumento de peso, cambios de humor, problemas para conciliar el sueño o molestias digestivas. Así que, practicando yoga, no solo reducirás tus niveles de estrés, sino que cuidarás de tu salud en general.
Tus músculos y tus huesos se hacen más fuertes
Tonificar y fortalecer la musculatura ayuda a que nuestros huesos estén más protegidos ante posibles lesiones, a reducir dolores musculares y articulares, y prevenir la artrosis. Además, una musculatura definida mejora de manera visible nuestro aspecto físico. Por otro lado, está demostrado que el yoga ayuda a reforzar los huesos y a frenar la pérdida de la masa ósea. Esto es fundamental a la hora de prevenir fracturas y otro tipo de lesiones, en especial si se padece osteoporosis.
Mejora tu equilibrio corporal
El equilibrio es muy importante en yoga para poder realizar las diferentes posturas. Para conseguirlo se ejercita la conciencia que tenemos sobre nuestro propio cuerpo en cada momento. Así, poco a poco, se logra una mejor alineación corporal, realizando en cada momento las correcciones que sean necesarias para alcanzar la posición adecuada. La mejora de nuestro equilibrio es muy importante para prevenir futuras caídas con el paso de los años.
Según diversos estudios, se modifica tu ADN
Uno de ellos es de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y en él se afirma que el yoga (y también la meditación) es capaz de modificar nuestra genética. Esto se debe a un cambio positivo en las funciones metabólicas celulares. Es decir, el yoga ayuda a que se prolongue la vida de las células de ADN, aumentando la esperanza de vida y reduciendo el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
Los tiempos:
Después de una clase
La primera clase de yoga puede parecer incómoda, «como una primera cita» donde notarás que músculos que no sabías que tenías aparecen y sudas en lugares donde no sabías que se podía transpirar.
Una vez que culminada, te puedes sentir colmada de emociones, con pensamientos que van desde un «¿Cómo voy a lograrlo si no soy flexible?» hasta sentirte relajada y en paz, afirma Claire Fountain, instructora de yoga de celebridades. Y físicamente, te sentirás adolorida, sin embargo, Fountain dice que después de una clase, tus hombros se sentirán más fuertes, tus tendones de la pierna más sueltos, y es probable que muevas el cuerpo en formas que nunca lo habías hecho ese día.
Después de una semana
Digamos que una semana equivale a dos clases. Morwen llama a esto el periodo de luna de miel, porque en una semana estarás fascinada en como tu mente se toma un descanso durante la clase, como tu cuerpo se abre durante la posición de perro mirando hacia abajo, y sentirás una vibra zen después de la sesión.
La profesora de yoga y fundadora de Rock your Bliss, Mary Beth LaRue dice: «físicamente comenzarás a experimentar una sensación de apertura en tu cuerpo. A lo mejor se siente más flexible en áreas que normalmente estaban tensas».
Para tu tercer o cuarta clase, Morwen indica que irás comprendiendo el arte de respirar y moverte. Tendrás más facilidad en las posturas y te encantará ver como empiezan a aparecer músculos. Además es probable que comiences a dormir mejor y a tener una piel más iluminada.
Después de un mes
Si lograste llegar a los 30 días practicando yoga un par de veces a la semana, notarás algunas variaciones en la manera que manejas el estrés; verás cómo respiras más profundamente ante situaciones tensas (no decimos que no te vas a enojar, pero al menos tus hombros no te llegaran a las orejas cuando te sientas estresada). También algunas emociones pueden salir a flote.
Un mes de yoga, y notarás cambios positivos en tu cuerpo. «Tu núcleo está más fuerte y verás cómo se van formando los tríceps» dice LaRue.
Y ahora que eres más fuerte, también es probable que quieras más yoga, y tu ansiedad por la comida puede disminuir o cambiar, eligiendo opciones más saludables porque eso es lo que tu cuerpo te pide» añade Morwen. Con todas esas posiciones, tu digestión está en su punto.
Después de un año
Un año de yoga regular, y tu practica pasará de ser de una clase estructurada a Yoga fuera de la esterilla. «Se convierte en un estilo de vida» dice Fountain. Como tratas a los demás, como respiras, como enfocas tu mente, como te mueves, todo cambia para mejor. A este punto de tu viaje, sabes como controlar tus niveles de estrés y tienes la habilidad para manejar una confrontación.
Físicamente, tu núcleo y parte superior están fortalecidos, luces más larga y delgada, tu balance es fantástico, y duermes mejor que nunca. Te vuelves menos apegada a las cosas, y tienes más seguridad en ti misma.
¡Definitivamente nos uniremos a la próxima clase de yoga!