5 mitos sobre primeros auxilios (y cómo actuar en caso de emergencia)
Recibir primeros auxilios puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Pero a medida que aprendemos más sobre el cuerpo humano y sobre cómo responde, los consejos para enfrentar estas situaciones van cambiado gradualmente a lo largo de los años.
Esto implica que, en algunos casos, lo que aprendimos en el pasado se fue quedando desfasado. Te presentamos algunos de los mitos más comunes sobre primeros auxilios… y lo que deberías hacer en su lugar en estas circunstancias.
Mito 1: Poner manteca sobre una quemadura.
Este es un remedio popular desde hace siglos. Incluso fue recomendado por el hombre a quien se suele atribuir la invención de los primeros auxilios, el cirujano y general prusiano Friedrich von Esmarch.
Exponer al aire una quemadura reciente causa mucho dolor. Cubrirla con una sustancia fresca como la mantequilla aliviará ligeramente la agonía durante un tiempo. Pero el dolor volverá pronto, y aislar la quemadura del aire antes de que se haya enfriado puede mantener el calor en ella, lo que significa que la piel seguirá quemándose.
En la mayor parte de los casos, se recomienda retirar cualquier ropa o joyas que estén en contacto con la quemadura y luego colocarla bajo el chorro de agua del grifo por un tiempo mucho más largo de lo que pensarías: al menos 20 minutos. Esto evita que la piel siga quemándose y ayuda a anestesiar la zona. Una vez que la quemadura se ha enfriado puedes cubrirla con una tela limpia o un adhesivo protector para evitar que se infecte.
Hay solamente una situación en la cual puede ser útil aplicar mantequilla sobre una quemadura: si tienes alquitrán caliente sobre tu piel. La grasa de la mantequilla puede ayudar a retirarlo y a reducir el dolor.
Mito 2: Dar un masaje cardíaco a alguien que no lo necesita puede causarle más daño que beneficio.
Si alguien sufre un infarto, la principal manera de aumentar sus opciones de supervivencia es que alguien le practique una reanimación cardiopulmonar (RCP) antes de que llegue la ayuda médica.
En un curso de primeros auxilios aprendes a observar el pecho y a acercarte a la persona para escuchar su respiración. Si no hay síntomas de que respira, se debe llamar a los servicios de emergencia y empezar a darle un masaje cardíaco.
Los instructores de primeros auxilios también aseguran que incluso si no estás seguro de si la persona respira con normalidad, es conveniente realizar el masaje cardíaco.
Aunque este es el consejo, mucha gente se muestra reacia a dar este masaje porque temen causar más daño que beneficio.
Un estudio realizado en Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón, hizo seguimiento de casos en los que los transeúntes realizaron masajes cardíacos, con el fin de descubrir si una RCP innecesaria puede exponer a los pacientes a un mayor riesgo.
En la investigación se analizaron 910 casos, y solo en 26 de ellos los pacientes no habían sufrido un infarto. De estos 26, el masaje cardíaco causó complicaciones en solo tres casos, entre ellos una fractura menor de costillas.
En todo caso, ningún problema fue grave.
Los autores del estudio concluyeron que los transeúntes no debieron haber temido dar el masaje cardíaco incluso si no estaban seguros de lo que estaba ocurriendo. Pudieron haber salvado una vida.
Mito 3: Para realizar de forma apropiada una reanimación cardiopulmonar necesitas alternar la respiración boca a boca con masajes cardíacos.
Las recomendaciones sobre esto han cambiado mucho en la última década. La reanimación cardiopulmonar estándar solía implicar alternar 15 compresiones rápidas del tórax e insuflar dos respiraciones en la boca del paciente.
Entonces se descubrió que insuflar dos respiraciones después de cada 30 compresiones era igual de efectivo. Ahora, esto se ha convertido en la recomendación estándar. Luego surgió la idea de realizar la reanimación cardiopulmonar sin combinarla con respiración asistida, algo que resultó en menos pausas y facilitó que las compresiones torácicas ayudaran a bombear la sangre hacia el cerebro.
Aunque la sangre no estuviera completamente aireada, al menos llegaba al cerebro rápidamente. Tres ensayos controlados en los que se compararon ambos métodos dieron como resultado diferencias muy pequeñas entre ellos. Pero cuando se combinaron y se volvieron a analizar los resultados de estos estudios, hubo una mejora del 22% en la tasa de supervivencia si los transeúntes solamente realizaban los masajes cardíacos.
Estos resultados no se aplican a los niños ni a los casos de ahogamiento, en los cuales aún se recomienda dar la respiración boca a boca.
El hallazgo de que la reanimación cardiopulmonar sin respiración boca a boca es ligeramente más efectiva es algo positivo por dos razones. Primero, porque cualquier mejora en las tasas de supervivencia es algo bueno. Segundo, porque puede llevar a que más gente se anime a realizar esta práctica. Después de todo, cuanto más fáciles de recordar sean las recomendaciones, mayores serán las probabilidades de que la gente intente seguirlas.
Además, mucha gente es reacia a practicar la respiración boca a boca a un extraño. Aún así, no todo el mundo esta preparado para realizar el masaje cardíaco.
Investigaciones presentadas en las jornadas científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón en 2017 revelaron que a algunos transeúntes les resulta incómodo tocarle el pecho a una mujer.
Audrey Blewer estudió casi 20.000 casos de infartos y descubrió que el 45% de los hombres recibió reanimación cardiopulmonar, en comparación con el 39% de las mujeres.
Mito 4: No debes aplicarle un choque eléctrico a alguien con el desfibrilador a menos de que estés seguro de que su corazón se detuvo.
Este es un gran mito. Los desfibriladores, que con frecuencia están disponibles en lugares públicos, fueron diseñados para que cualquiera los pueda usar. No tienes que decidir por ti mismo si la persona que está sufriendo un colapso se beneficiará del choque eléctrico, la máquina evalúa la situación y toma la decisión adecuada.
Si los choques no son necesarios, no los aplicará. Estudios en Estados Unidos indican que la tasa de supervivencia se duplica si se utiliza un desfibrilador de acceso público en lugar de aplicar únicamente la reanimación cardiopulmonar. Pero su uso fuera de los hospitales es muy bajo. La gente parece reacia a utilizarlos.
Christopher Smith, de la Escuela de Medicina Warwick, en Reino Unido, publicó una investigación el año pasado en la que revela que muchas personas no saben qué son esas máquinas, ni dónde encontrarlas ni cómo funcionan.
Mito 5: Inclinar la cabeza hacia atrás ayuda a detener un sangrado en la nariz.
Este es un consejo muy antiguo, pero que puede terminar haciendo que la persona atendida se trague su propia sangre o que incluso se pueda ahogar mientras continúa sangrando.
En lugar de esto, la mejor forma de detener el sangrado es aplicar una presión suave en la parte superior de la nariz e inclinarse hacia adelante durante unos 10 minutos.
Si no se detiene después de media hora, debemos buscar ayuda médica.