La ciencia descubre por qué las mujeres siempre sienten más frío en la oficina
Al parecer, la guerra por la temperatura del aire acondicionado afecta a todas las oficinas por igual, sobre todo a aquellas que están montadas como plantas libres. Lo vemos a diario: hombres con calor, buscando el control remoto de los aires para bajar aún más la temperatura y mujeres tiritando de frío y usando insólitas prendas para protegerse como pueden del helado clima que hay en la oficina.
La buena -y la mala- noticia es que esto no ocurre solamente en tu ámbito de trabajo sino que es un problema universal, según la ciencia, y tendría que ver con una cuestión de género.
Al parecer, las mujeres están siendo víctimas de una «discriminación climática» dentro del ambiente laboral, situación que las condena a tiritar en sus escritorios. Esto sucede porque en la mayoría de los casos, los aparatos de aire acondicionado se ajustan en base a la tasa metabólica de un varón de unos 40 años de edad.
Así las cosas, los hombres ajustan el aire acondicionado a su antojo, bajando la temperatura a niveles que para la mayoría de las mujeres son insoportables, lo que las obliga a abrigarse en días de temperaturas superiores a los 30°.
El estudio publicado en la revista Nature Climate Change y realizado sobre mujeres jóvenes en entorno de oficina, asegura que las muchachas corrían riesgo de sobreenfriamiento debido al aire acondicionado «a todo trapo» en verano.
Según la investigación esto se debe a que las mujeres presentan una tasa metabólica inferior a los valores «normales» que suelen usarse para determinar la «temperatura de confort» dentro de los espacios laborales. En la mayoría de esos lugares, la temperatura se regula en base a un estándar preestablecido. El mismo se fijó en base a un estudio de la década del ’60, donde se evaluó el «confort térmico» de 1.300 personas, en actitud sedentaria. Esto hizo que la referencia fuera el metabolismo de un hombre de aproximadamente 40 años y de 70 kilos de peso.
Sin embargo las tasas metabólicas de las mujeres suelen ser muy diferentes de las de los hombres, señalaron los autores del estudio, el Dr. Boris Kingma y Profesor Wouter van Marken Lichtenbelt, del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos.
Por eso, el modelo estándar puede sobreestimar hasta en un 35% el calor generado por una mujer sentada, afirman los autores, destacando que ese calor disminuye también con la edad.
El trabajo de Maastrich constató que «las mujeres tienden a ser más frías que los hombres cuando la temperatura baja, y son más sensibles que los hombres a las fluctuaciones en la temperatura óptima.»
Asimismo, una investigación finlandesa comprobó que las mujeres suelen sentirse «menos satisfechas con la temperatura ambiente en general, y prefieren las elevadas», y que además «sienten que hace demasiado calor o demasiado frío, con más frecuencia que los hombres».
«Los modelos de confort térmico debe ajustarse mediante la inclusión de valores reales para las mujeres», dijo Kingma en declaraciones recogidas por The Independent. «Esto a su vez permitirá obtener mejores predicciones de consumo de energía».
La diferencia de género acerca de la temperatura nunca había sido tenida en cuenta en el diseño de sistemas térmicos, a pesar de que «una mayor comodidad de los trabajadores de oficina, tanto mujeres como hombres, puede mejorar la productividad en algunas de sus tareas».