Por qué perder el trabajo afecta más que el divorcio o enviudar
Los empleados que pierden su trabajo no recuperan el mismo estado de bienestar. El «estás despedido» marca un antes y un después y afecta a nuestra salud mental, autoestima y a la satisfacción que tenemos con la vida. Lo revela Bloomberg en base a un estudio elaborado por la Universidad East Anglia y el What Works Center for Wellbeing.
El despido afecta a nuestra valoración de nosotros mismos, nos lleva a pasar meses de angustia y noches sin dormir. De hecho, entre los 4.000 encuestados del estudio se ha dado una paradoja: el impacto en la satisfacción con la vida es mayor cuando se pierde un empleo que cuando uno se divorcia y pierde la pareja. La razón es que en el mundo de hoy uno de los grandes objetivos vitales es ascender laboralmente, lograr una mayor remuneración y prestigio. No es el primer estudio sorprendente que ha salido a la luz en los últimos tiempos. En 2014, un estudio sentenciaba que las mayores cifras de paro mejoraban la salud de los recién nacidos.
A ellos les afecta más perder el empleo
El impacto de perder a la pareja o separarse es brusco y puede llevar a la depresión en un primer momento, pero se maneja mejor emocionalmente cuando pasa el tiempo. Seguir en el paro es más complejo. El estudio se centra en Gran Bretaña y demuestra que los hombres que pierden a su pareja se recuperan dos años después, a los que les dejan en cuatro, pero les lleva más tiempo recuperarse de un despido. A los hombres les afecta más perder el trabajo que a las mujeres.
La gente es capaz de superar mejor duelos y divorcios. La emoción de conocer a alguien nuevo después de una ruptura puede hacer que nos recuperemos. Más difícil es encontrar un trabajo que sustituya al perdido. El mundo de hoy considera que una parte central de nuestra vida es trabajar. A pesar de las quejas, la gente realmente se preocupa por su trabajo y valora el apoyo social que forman sus compañeros.
Casi la mitad de los trabajadores en el Reino Unido están satisfechos con sus puestos de trabajo, mientras que sólo el 25 por ciento no están satisfechos. El impacto de ser despedido es particularmente pronunciado en los trabajadores más jóvenes. La familia, los amigos e incluso la fe es vital para salir del agujero, según el estudio.