Cómo conservar la fruta y la verdura y que permanezcan frescas
Mantener las frutas y las verduras en su punto óptimo de frescura una vez que llegan a casa es el verdadero reto. Si almacenas tus alimentos frescos de forma incorrecta, puedes acabar tirándolos a la basura, una pérdida que supone un enorme problema medioambiental.
Pero no te preocupes, estos métodos de probada eficacia pueden ayudarte a maximizar el sabor, la textura y la vida útil de tus frutas y verduras y a evitar el desperdicio de alimentos.
Navegando el frigorífico
Una serie de condiciones pueden influir en la frescura de los productos de nuestra heladera, como la temperatura, la cantidad de agua disponible para el crecimiento de microorganismos, la humedad, la producción de gas etileno, el flujo de aire y el envasado.
Date un paseo por el pasillo de las frutas y hortalizas de tu supermercado. Observarás que muchos productos están envueltos en una funda o envoltorio de plástico, como las setas. Las setas tienen entre un 70% y un 90% de agua, y si se almacenan en un entorno de plástico, se forma condensación.
Al guardar las setas en plástico, se aumenta el índice de descomposición, porque están constantemente en un entorno muy húmedo. Lo que hay que hacer al llegar a casa es transferir las setas a una bolsa de papel, porque el papel es más poroso.
Y como una bolsa de papel crea condiciones menos húmedas, ralentizas el proceso de envejecimiento y mantienes las setas secas sin quitarles su contenido de humedad.
Otro truco popular de almacenamiento consiste en envolver las verduras de hoja verde en papel de cocina y guardarlas en el frigorífico para prolongar su vida útil. Otra opción es envolver la lechuga con papel de cocina y envolverla en papel de aluminio. De este modo, la lechuga pierde algo de superficie, pero no demasiada como para convertirse en un trozo de lechuga deshidratado.
Se puede adoptar un enfoque similar con el envejecimiento de las hierbas aromáticas. Cuando están frescas, se pueden recortar los tallos y ponerlas en un tarro con agua para prolongar su vida útil.
Sin embargo, una vez que empiezan a mostrar signos de deterioro, se recomienda forrar una bandeja de aluminio de paredes altas con papel de cocina y colocar las hierbas aromáticas encima, cubiertas por más papel de cocina y una última capa de papel de aluminio. Esta superposición de hierbas, papel de cocina y aluminio ayuda a controlar la humedad y garantizar la frescura.
En la encimera
El almacenamiento de alimentos a temperatura ambiente varía en función del lugar donde vivas y de la época del año. Si te encuentras en un entorno tropical o muy húmedo, puedes aumentar el índice de descomposición, simplemente porque hay más humedad intentando penetrar en el alimento, lo que incrementa su deterioro.
Y aunque la mayor parte de las frutas y verduras se pueden guardar en el frigorífico, mantén las cebollas y el ajo en un entorno seco y bien ventilado, fuera de la heladera. Las temperaturas gélidas pueden hacer que el ajo se enmohezca y, a temperaturas más frías, los almidones de las cebollas se convierten en azúcar más rápidamente, dejándolas empapadas y blandas.
En el caso de los tomates, el grado de madurez en el momento de la recolección determina si deben conservarse en la encimera o en el frigorífico. A menudo, los tomates se recolectan sin madurar, de modo que entre la granja y el supermercado van madurando con el tiempo, y lo ideal es que alcancen su punto óptimo de maduración cuando llegan al supermercado. Se recomienda poner los tomates completamente maduros en el cajón de las verduras de tu frigorífico, diseñado para mantener los productos más frescos.
El gas etileno acorta la vida
Por último, fíjate en qué alimentos almacenas juntos. Muchas frutas y verduras liberan gas etileno, un gas inodoro e incoloro que se produce de forma natural en los productos y que se conoce como la «hormona de maduración de la fruta». Los productores más conocidos son los plátanos, pero el melón cantalupo, los tomates y los aguacates también son pesos pesados en la producción de etileno.
Algunas frutas y verduras producen gas etileno para desencadenar su propio proceso de maduración, pero si las verduras cercanas, como las zanahorias, el brócoli y los pepinos, están expuestas al gas, empezarán a envejecer y deteriorarse. Por eso es importante mantener separadas algunas frutas y verduras.
No conviene guardar juntas las manzanas y los plátanos porque se crea un bucle cíclico en el que envejecen mucho más rápido juntas. Pero, si pones las manzanas con las bayas en general, entonces no tienes necesariamente esa tasa acelerada de degradación o descomposición.