La consciencia: cómo funciona y por qué es imposible estudiarla
La revista Science publicó en 2005 las preguntas más importantes a las que la ciencia no había dado respuesta aún, entre ellas, ‘¿Cuál es la base biológica de la consciencia?’. Más de 15 años después, seguimos sin dar respuesta a una de las mayores incógnitas de la mente humana.
‘Consciencia’ no es lo mismo que ‘conciencia’. De hecho, la primera sigue siendo uno de los mayores enigmas del ser humano. Numerosos científicos han intentado resolverlo y se han hecho todo tipo de preguntas: ¿cuándo se origina?, ¿en qué parte del cuerpo se aloja?, ¿cómo funciona y cuáles son sus límites?.
Uno de los expertos que en los últimos años ha intentado responder a estas cuestiones es José Enrique Campillo, médico investigador, catedrático emérito de Fisiología y autor de varios ensayos, que presenta en Por fin no es lunes ‘La consciencia humana’, su último libro en el que trata de explicar las bases biológicas, fisiológicas y culturales de la consciencia, combinando lo riguroso con algunos detalles especulativos.
La RAE distingue ‘Consciencia’ de ‘Conciencia’. Define la segunda como lo que una persona siente cuando hace algo malo, mientras que ‘Consciencia’, como la facultad que nos hace saber qué sentimos y pensamos, «esa facultad que nos permite viajar al futuro y al pasado», según asegura Campillo.
La ‘Consciencia’ es el conocimiento de la propia existencia, pero es algo que no puede ser estudiado por investigadores y científicos porque no forma parte de la actividad mental. Para explicarlo, Campillo recurre a un símil muy acertado: «Nosotros dentro de la cabeza tenemos un cerebro, pero este en realidad es como si fueran dos cerebros, con mecanismos de funcionamiento diferentes. Lo comparo con un aparato de radio, que tiene AM y FM. En un mismo aparato hay dos cosas distintas: si conectas AM, te sale el informativo, y si conectas FM, una canción. En el cerebro, por ejemplo, si jugamos una partida de ajedrez y yo uso la parte de la memoria donde tengo lo que sé de este juego, esto es actividad mental. Pero si durante la partida, recuerdo a mi abuelo que me enseño a jugar, eso es ‘Consciencia'».
La principal conclusión para el experto es que en realidad no se sabe prácticamente nada de ella porque no existen medios para estudiarlo, ya que lo que hace funcionar la mente no sirve para explicar la consciencia: «La mente es objetiva, se ve, otra persona puede ver mi actividad mental. Pero la consciencia es íntima, es un sentimiento».
La relación de la consciencia con la depresión
El psicólogo Daniel Gilbert afirma que el cerebro humano es una máquina anticipatoria cuya principal función es construir el futuro, una cosa que, según Campillo, nuestra consciencia hace continuamente: «Cada segundo que pasa, hemos entrado un segundo en ese futuro y esa es la función de la consciencia».
De hecho, el investigador explica que es posible que esta función de anticiparse al futuro puede tener mucho que ver con patologías como la depresión: «Una de las cosas que se estropea en la depresión es tener visión, esperanzas y planificación de futuro».
¿Puede la consciencia persistir en la nube?
Uno de los aspectos más interesantes de la mente es el hecho de que el ser humano es el único animal que sabe que va a morir, lo que lleva a preguntarse qué sucede con nuestra consciencia cuando morimos. Es una de las cuestiones que muchos físicos cuánticos llevan tiempo estudiando y aseguran que toda esa actividad de la consciencia puede persistir en algún formato, como por ejemplo, el «Campo Akashico», el campo cuántico que llena todo el universo y en el que estamos todos implicados: «Hay físicos que hablan del vacío cuántico donde se puede acumular. Se parece mucho al funcionamiento de un móvil. Si grabamos un vídeo, lo podemos ver en el móvil, pero no está ahí, sino en la nube. De hecho, si el móvil muere, el vídeo persiste en la nube».