Claves para conectarte con tus emociones
Nuestros estados de ánimo tienen todo que ver con la forma en la que vemos el mundo. Lamentablemente, no son pocas las personas que luchan con distintos grados de depresión o ansiedad en algún momento de sus vidas. Lo que quizás no sabías es que existen factores claves que influyen en cómo te sentís -desde tus niveles hormonales hasta la ingesta de azúcar- y que pueden ayudarte a controlar tus emociones y levantar un poco tu ánimo. Estas son sólo algunas:
1. La depresión no siempre significa tristeza
En más de la mitad de las personas con este diagnóstico, la irritabilidad y la ira son dos de los síntomas más prominentes. De hecho, esas emociones están asociadas con casos de depresión más profundos según un estudio de 2013 realizado en el centro médico de la Universidad de Columbia.
En estos casos, también tenés que estar atento si sufrís alguno de estos síntomas: dificultad para concentrarte, recordar cosas y tomar decisiones; pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutaste; y cambios en el apetito (una queja común es que los alimentos te resultan insípidos). Por último, también existe una sensación de lentitud a la hora de pensar, reaccionar y realizar movimientos físicos y problemas para dormir (como despertarte en medio de la madrugada y no poder retomar el sueño).
2. La terapia realmente funciona
La mayoría de los estudios científicos han demostrado que la terapia puede ayudar con la depresión, ya sea sola o en combinación con medicación. En este caso, también técnicas como el Mindfulness puede ayudarte a la hora de enseñarte a meditar y poner en práctica una serie de tips para desechar aquellos pensamientos dañinos.
Cuando estás deprimido, se distorsiona tu visión de la vida y tu estado de ánimo decae notablemente. Tener conciencia del momento presente puede colaborar en evitar patrones destructivos.
Como cualquier práctica, la terapia requiere una inversión de tiempo y dinero. La ventaja es que ofrece herramientas que podrás utilizar toda tu vida, sólo es cuestión de que elijas el método que mejor se adapte a tu persona.
3. La alimentación como clave
Los alimentos son una de las armas más poderosas que tenemos cuando se trata de luchar contra la depresión. Investigadores descubrieron que un mayor consumo de fibra y granos enteros tenían efectos positivos sobre nuestro estado de ánimo. Por el contrario, una dieta basada en azúcares añadidos y harinas refinadas pueden minarlo.
Añadí a tu dieta al menos una porción de vegetales de hojas verdes (fundamental para la fabricación de serotonina y dopamina), mariscos al menos una vez a la semana, legumbres, nueces y frutas secas y chocolate negro.
4. Si estás con la menopausia, no te preocupes
Los médicos alguna vez se pensaban que la caída natural de estrógeno que se produce después de la menopausia hacía que las mujeres fuesen más vulnerables a la depresión. Luego descubrieron que eran las fluctuaciones hormonales las que marcaban la diferencia. La buena noticia es que éstas llegan a su fin eventualmente una vez que las hormonas se estabilizan. Hablá con tu médico para que te asesore sobre cómo sobrellevar esta etapa de la mejor manera.