Hafefobia: el nuevo trastorno provocado por la pandemia
Un nuevo miedo aparece tras la pandemia de coronavirus, Se trata de la hafefobia, un temor irracional que surgió a causa de la covid y que crece en el mundo y llega a sumarse al síndrome de la cabaña y otros trastornos psíquicos derivados de la pandemia.
Por el confinamiento y posteriormente el aislamiento, aparecieron múltiples trastornos psicológicos. Entre los inconvenientes que afloraron se encuentra el síndrome «de la cabaña». Esto se trata del miedo a salir de casa por miedo a lo que pueda pasar en el exterior, que se muestra como inseguro.
Otro de los miedos que aparecieron fue el síndrome del «hambre de piel» que implicaba la necesidad del contacto físico con seres queridos. La falta de tacto provoca cuadros depresivos o ansiosos y fue producido por el aislamiento dictado por la Covid-19.
Pero no fueron los únicos, ya que ahora se conoce la «hafefobia«. La misma se trata del miedo a tocar o ser tocado por temor al contagio y también es resultado de los protocolos que se instalaron en el mundo para evitar el contagio.
Según José Ramón Ubieto Pardo, psicoanalista y profesor colaborador de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya, este trastorno ya existía antes de este histórico virus.
Además, informa que si bien se ha visto que estos trastornos han crecido «no existen estudios concluyentes sobre ninguno de estos supuestos síndromes». Pero a pesar de ello, lo que no se puede negar es que «evidentemente hay un aumento de malestares diversos como el miedo, la tristeza, la incertidumbre, la angustia o la rabia».
Por su parte, el psicólogo valenciano Enric Valls explica que estos trastornos se caracterizan por el miedo “exagerado y persistente” el que genera una fobia, que es “irracional, tóxica y nos limita enormemente en nuestro funcionamiento”, y las psicólogas Nika Vázquez Seguí y Gracia Vinagre ponen el foco en los niños y la importancia del contacto en su desarrollo emocional.
Valls afirma que durante la pandemia se han potenciado ciertas fobias, como la social, la agorafobia y la hafefobia, que surgen por el miedo que aparece como mecanismo de defensa ante una situación en la que se produce un mantenimiento prolongado de la distancia social y por los mensajes sobre el contagio del virus que hace que algunas personas se obsesionen y paralicen con ideas como el hecho de coger el carro de la compra, chocar el codo con alguien, apretar el botón del ascensor o abrir una puerta.
Atención al contacto físico con los niños
Gracia Vinagre asegura que los mensajes llegan como un “bombardeo” porque “hay un peligro real”, y dentro de la normalidad, añade, “es frecuente que tengamos ese miedo o fobia en diferentes grados”.
A medida que vaya desapareciendo el virus, indica esta psicóloga, “volveremos a relacionarnos supuestamente como antes”, pero “los niños se están desarrollando y necesitan más el contacto”, por lo que aboga por que en los entornos familiares o entre los convivientes se intensifiquen las muestras de cariño y el contacto “para que la carencia no sea tan evidente o se note tanto”.
Nika Vázquez Seguí hace una reflexión sobre la gente que ya antes necesitaba un espacio vital más amplio que los demás, y que ahora siente más miedo y “no toca ni abraza incluso a sus padres, hijos o hermanos” y este miedo, añade, “va a hacer mucho daño”.
La psicóloga ve aquí una repercusión a largo plazo, porque “el no tener contacto físico tiene que ver con cómo analiza el cerebro la realidad” y esto podría hacer que el no tocar a los demás “se convierta en un estilo de vida”: ya conoce casos de quien “sigue lavando toda la compra al llegar a casa, aun sabiendo que las autoridades sanitarias han indicado que este extremo ya no es necesario”.
Y cuenta el caso de una paciente, que es profesora en un colegio y que está asustada: “Son los niños los que cuando alguien les pasa cerca dicen que no te acerques”, dice.
Y atención a los mayores
En el caso de los mayores, esta fobia, que puede no ser totalmente patológica, pero sí manifestarse de manera aumentada, puede llevar al aislamiento, porque la tercera edad, indica Valls, vive con una “soledad individual evolutiva por no trabajar o tener limitaciones físicas”.
Gracia Vinagre hace una llamada a que esta fobia “no perjudique tu día a día porque te puede llevar al aislamiento” y “emocionalmente esto no es bueno para el desarrollo cognitivo del ser humano”, y coincide con Valls en estar más pendientes de las personas mayores para que “no se aíslen”, porque “el peligro está ahí pero hay que verlo en su justa medida”.