Cinco razones para adoptar un gato negro
Los gatos negros están llenos de falsas creencias y supersticiones, que les crearon mala fama.
El gato negro es el menos adoptado porque su color está relacionado con la mala suerte pero, ¿por qué no darle una oportunidad?
Tenemos 5 razones para repensar si vale la pena:
1. Merecen una oportunidad. Ellos, como cualquier otro animal que carece de todas sus necesidades básicas, se merecen una oportunidad. Y por su mala fama, no encuentran un hogar y quedan expuestos a peligros de la calle.
2. Ver su personalidad por encima del color. Si bien los gatos de raza presentan determinadas características de conducta, los gatos negros se comportan como cualquier felino doméstico.
3. Son elegantes y exóticos. Si dejamos de lado nuestros prejuicios y supersticiones respecto a los gatos negros, no podemos negar que el gato negro es un animal de una belleza cautivante. Los gatos negros son más exóticos y tienen un porte elegante, su pelo suele ser muy brillante y hace destacar aún más el color de su ojos.
4. Porque no tienen la culpa de su mala fama. No te dejes llevar por creencias y supersticiones que marginan a un animal inteligente y bello como el gato negro.
5. En la antigüedad eran sagrados. En el Antiguo Egipto se creía que todos los gatos protegían los hogares de los malos espíritus pero los gatos negros en especial eran considerados sagrados, portadores de protección para el hogar, gozo, armonía y felicidad. Es más, matar a un gato negro era un crimen capital castigado con la muerte.
Los gatos negros eran adorados por las personas y estaban relacionados con el culto a las divinidades. Cuando un gato negro fallecía, los miembros de la familia pasaban a vestir de luto en señal de duelo por la pérdida de su compañero felino.
En la actualidad, en Escocia si entra un gato negro a tu casa significa prosperidad y buena suerte. Hay quienes afirman que acariciar un gato negro antes de jugar juegos de azar trae buena suerte, de la misma forma que en algunas partes del Reino Unido se cree que aseguran el buen regreso de los miembros de la familia que viajan mucho.
El origen de la superstición
Todo empezó en el siglo XIV, cuando se los culpó de la aparición de la peste en Europa (aunque en realidad los culpables eran los roedores).
Posteriormente se los asoció con las brujas, ya que muchas mujeres solas, en especial las de edad avanzada, que fueron acusadas de brujería, recogían a los gatos callejeros como mascotas. Después de un tiempo cambió la historia y se decía que las brujas se convertían en gatos y finalmente, por el misticismo que tienen los gatos negros en contraste con los ojos amarillos (característicos en estos gatos por el exceso de pigmentación), se decía que las brujas se convertían en gatos negros y así las podían distinguir de entre los demás gatos.