Tips para lograr dientes más blancos
¿Qué es lo primero en lo que te fijás cuando alguien sonríe? A la misma pregunta, realizada por la Academia Americana de Odontología entre sus pacientes, la mayoría de encuestados respondieron que prestaba atención a la blancura y el color de los dientes (además de si éstos estaban derechos o si les faltaba alguna pieza).
Por norma general, los expertos recomiendan ciertas prácticas (mantener una buena higiene dental y evitar fumar o tomar bebidas oscuras, por ejemplo) para escapar del oscurecimiento de la dentadura. Pero lo cierto es que, con los años, es casi insalvable que los dientes tengan un aspecto más amarillento. ¿Cómo combatir entonces el apagón de nuestra sonrisa?
Blanqueadores caseros
Existen preparados que podemos elaborar en casa y cuyo efecto permitirá lucir unos dientes más blancos. Aquí te señalamos algunos:
o Lavarse los dientes una vez por semana con una cucharada de bicarbonato diluida en un vaso de agua.
o Enjuagarse y cepillarse los dientes tres veces por semana con una mezcla de agua tibia y limón.
o Frotar en los dientes la parte interna de la cáscara de naranja.
Blanqueadores “a domicilio”
Se trata de productos que ofrece el mercado y que están destinados a la aplicación desde casa. A pesar de su comodidad, sus efectos de reducción de tonos son sutiles. Una de las variantes de esta opción es contar con un especialista que supervise el proceso: el profesional indicará la frecuencia –suele ser de un mes- y el tipo de blanqueador más conveniente para cada persona, además de controlar la evolución personalmente una vez por semana.
Blanqueamiento dental clínico
Se aplica sobre dientes vitales (no en caso de piezas con endodoncia) y las últimas tecnologías permiten obtener resultados visibles en un mínimo de tiempo: una hora y media. Uno de los sistemas más extendidos es un tratamiento con láser y arco de plasma que permite blanquear hasta diez tonos en un solo día. Antes, el odontólogo verifica el estado bucal del paciente y realiza una limpieza dental.
En este caso (ya sea por láser, con peróxido de carbamida o con peróxido de hidrógeno), es necesaria la asistencia a la consulta de un especialista. De esta forma evitaremos los efectos secundarios derivados de una mala aplicación, tales como daños en el esmalte o en el interior del diente.
Elegí la modalidad que creas más conveniente, pero no te obsesiones por tener el color de tus dientes más blanco; quien abusa del blanqueamiento sufre “blancorexia dental” y desea continuamente lucir una dentadura más resplandeciente. ¡Blanco no es sinónimo de más sano!