Marilyn Monroe: el mito que aún vive
Norma Jeane Baker nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles. Marilyn Monroe llegó a convertirse en una de las estrellas más seductoras de Hollywood. De su muerte, a los 36 años, se cumplen seis décadas este 4 de agosto.
Autodeterminada, «body positive” y «woke”. Estos adjetivos no eran de uso común en el Hollywood de los años 50 cuando triunfaba la actriz Marilyn Monroe. Sin embargo, siendo etiquetada más a menudo como «bomba rubia» o «símbolo sexual» en lugar de «pensadora de vanguardia» o incluso «feminista», ella se opuso a algunas de las normas sociales de mediados del siglo XX.
El primero de junio, Monroe habría cumplido 95 años si no hubiera sucumbido a una sobredosis de barbitúricos hace 60 años.
Más allá del carácter bidimensional
Como su madre tenía problemas de salud mental y se desconocía la identidad de su padre, la niña nacida como Norma Jeane Mortenson creció en hogares de acogida, donde sufrió abusos sexuales. La problemática vida privada de Marilyn Monroe se ha analizado a fondo a lo largo de las décadas: objetivación, matrimonios fallidos, abortos, abuso de drogas y rumores de relaciones con los peces gordos de los estudios de cine, así como con los hermanos Kennedy.
En el plano profesional, su apariencia, su voz pausada, una estrategia sugerida por un logopeda para superar la tartamudez, y su sensualidad determinaron los papeles que obtuvo, y la redujeron a un personaje bidimensional que se adaptaba principalmente a las fantasías masculinas.
Sin embargo, hoy en día se la ve con otros ojos: las mujeres de los años 50 simplemente no tenían suficiente poder para dictar sus condiciones.
Monroe acabó siendo adoptada como ícono por el grupo más inesperado: las feministas. Inicialmente se la puso como ejemplo de por qué el feminismo era necesario para contrarrestar la explotación sexual y la cosificación de las mujeres, pero entretanto se le reconoce que se mantuvo firme y se adelantó a su tiempo.
Abriendo sendas
Mucho antes de que la directora general de Facebook, Sheryl Sandberg, instara a las mujeres a «abrir sendas y reclamar el lugar que les corresponde en el lugar de trabajo», Monroe ya lo había hecho hace décadas.
Contratada por la Twentieth Century Fox, se había cansado de los papeles de «rubia tonta» y quería tener más voz en los guiones y los papeles que le daban. «Una actriz no es una máquina», dijo una vez al escritor de la revista Life Richard Meryman, «pero te tratan como tal».
Por ello, en 1955 creó Marilyn Monroe Productions, convirtiéndose en la segunda mujer de Estados Unidos, después de Mary Pickford, en crear su propia productora. Pickford, apodada «la novia de América», fue una legendaria actriz de cine mudo que fundó United Artists y ayudó a crear la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Después de muchas disputas legales, Monroe y la Fox llegaron a un acuerdo en el que ella negoció con éxito el pago de un salario más alto y la posibilidad de decir algo en cuanto a los guiones, los directores y los directores de fotografía, una victoria poco frecuente para una mujer actriz en aquella época. Su compañía produjo «El príncipe y la corista”.
Denunció casos #MeToo
En «Los lobos que he conocido», un artículo del que fue autora para el número de enero de 1953 de la revista Motion Picture and Television Magazine, denunció el acoso sexual que cundía entonces en Hollywood.
Al describir a los hombres de la industria, la entonces joven Monroe, de 27 años, escribió: «Hay muchos tipos de lobos. Algunos son siniestros, otros son simplemente juerguistas que intentan conseguir algo a cambio de nada y otros lo convierten en un juego».
Joan Collins, famosa por interpretar a Alexis Carrington-Colby en la exitosa serie televisiva de los años 80 Dinastía, contó en la televisión británica en 2017 cómo Monroe le había advertido una vez, cuando era una actriz novata en Estados Unidos, sobre los peligros del trabajo: «Me dijo: ‘Ten cuidado con los lobos de Hollywood, cariño… si no consiguen lo que quieren, te quitarán el contrato'».
Marilyn era «body positive”
Monroe tenía una figura definida. Hoy en día, las revistas de moda la calificarían de «con curvas», como si eso fuera una excepción a la norma. Aunque todavía no se sabe la talla real de su vestido -dada la fluidez del tallaje de la moda a lo largo de las décadas-, no cabe duda de que lo que veíamos de ella era lo que realmente era.
Su descarada exhibición de sus curvas y su sexualidad manifiesta se consideraron en su día la antítesis del feminismo, pero hoy en día algunos la aclaman como un ícono de la positividad corporal y el amor propio.
Antes de ser descubierta como actriz y modelo, pasó por una difícil situación económica en los años 40. Más tarde, en 1952, cuando empezó a ganar fama, salieron a la luz unas fotos de un calendario en el que aparecía desnuda y por el que, al parecer, le pagaron 50 dólares. Sus jefes de la Twentieth Century Fox le dijeron que lo negara todo, pero Monroe prefirió decir la verdad.
En declaraciones a la reportera de United Press International Aline Mosby, explicó que estaba arruinada y necesitaba el dinero. «¿Por qué negarlo? Se puede conseguir en cualquier sitio. Además, no me avergüenzo de ello. No he hecho nada malo». El hecho resultó ser un éxito para las relaciones públicas de la actriz, y la hizo ganarse aún más el cariño de sus fans.
Marilyn era «woke”
Su aguda mente y sus informadas opiniones sobre política y justicia social también quedaron a menudo relegadas a un segundo plano. Tal vez uno de sus actos de conciencia social más mencionados fue cuando utilizó su celebridad para que la estrella del jazz Ella Fitzgerald actuara en un club que originalmente se había negado a contratarla. Al parecer, la dirección del club Mocambo no estaba dispuesta a contratar a una verdadera cantante de jazz y pensaba que Fitzgerald no era «lo suficientemente glamorosa» para el local del oeste de Hollywood. Monroe instó al propietario del club, Charlie Morrison, a que contratara a Fitzgerald y, a cambio, prometió asistir personalmente a todos los espectáculos y sentarse en primera fila.
Como recordaba Ella Fitzgerald en una biografía: «El propietario dijo que sí, y Marilyn estuvo allí, en la mesa de primera fila, todas las noches. La prensa se echó encima. Después de eso, no volví a tocar en un pequeño club de jazz. Era una mujer inusual, un poco adelantada a su tiempo. Y ella no lo sabía».
En la era de #MeToo y #BlackLivesMatter, es por supuesto lógico destacar cómo la estrella fue una persona que luchó por la autodeterminación, y una defensora de los derechos civiles.
Como ha escrito Lois Banner, profesora de historia y estudios de género en la Universidad de California (USC) y biógrafa de Monroe, ésta sigue fascinando y sus «múltiples transformaciones permiten a cada generación, incluso a cada individuo, crear una Marilyn a su medida».