Los genocidios más terribles del siglo XX
‘El hombre es un lobo para el hombre’, decía Thomas Hobbes. La historia nos demuestra que, desde nuestra propia aparición como especie (incluso un poquito antes), esa afirmación es totalmente correcta. El ser humano posee en su interior una tendencia autodestructiva y odiosa que lo empuja a enfrentarse a sus semejantes y no hablamos de escenarios en los que se esté disputando la supervivencia, sino en una tendencia general que nuestras capacidades intelectuales justifican escudándose en motivos vacíos y retorcidos. Cuando esa tendencia es llevada a su máximo exponente, pasamos a hablar de genocidios.
El término ‘genocidio’ hace referencia a la persecución y aniquilación sistematizada de un grupo social o colectivo amparándose en toda clase de razones políticas, religiosas o étnicas. Fue utilizada por primera vez en 1944 por Raphael Lemkin, un abogado judeopolaco que abandonó Europa huyendo del nazismo y se refugió en los Estados Unidos. El término surge de la unión del griego ‘genos’ (raza o tribu) y del latín ‘cide’ (matar). Pero lo cierto es que, aunque no se le llamara así, el genocidio ha sido una práctica habitual desde la Antigüedad e incluso la Prehistoria (muchos investigadores creen que fue la extrema violencia lo que provocó la desaparición del Homo neanderthalensis). Otro ejemplo que demuestra su presencia en el pasado es el caso de la destrucción de Melos en el año 416 a.C.; una ciudad griega que los atenienses asediaron y en la que, una vez consiguieron su rendición, entraron a sangre y fuego para matar a los hombres y esclavizar a las mujeres.
Fue durante el siglo XX cuando surgió un interés en definir qué debía ser considerado un genocidio, cuáles eran las causas para que este se produjera y cómo se podía evitar o, si se llegaba tarde, castigar. En 1948, las Naciones Unidas crearon la Convención para la Prevención y Castigo de los Crímenes de Genocidio (CPPCG por sus siglas en inglés), un organismo cuyos principios han sido ratificados en más de 130 países pero cuya efectividad sigue siendo cuestionada. Tras su entrada en funcionamiento en 1951 han sido muchos los casos de genocidios que han pasado de largo para la convención y no solo aquellos llevados a cabo a través de métodos más ‘discretos’ (deshumanización, pérdida de derechos, mensajes belicistas que promueven la violencia y el rechazo, políticas de hostigamiento) sino también aquellos con tácticas directas como masacres, secuestros o desplazamientos forzosos.
Genocidio herero y namaqua
Considerado como el primer genocidio del siglo XX, tuvo lugar en África del Suroeste (actual Namibia) entre 1904 y 1907. El conflicto comenzó cuando los herero y los namaqua se rebelaron contra los colonos alemanes que habían tomado el control del territorio y estalló una guerra entre la potencia europea y la población local. Los alemanes, superiores en número y en armamento, masacraron a hereros y namaquas tanto en el campo de batalla como fuera de él; obligaban a los prisioneros a realizar trabajos forzados y los mataban de hambre, envenenaron pozos y fuentes de agua y los arrinconaron en el desierto, donde muchos murieron de deshidratación.
Se estima que murieron entre 25 000 y 60 000 hereros (50-70% de la población) y unos 10 000 namaquas (50% de la población).
Genocidio aborigen en Australia
Desde comienzos del siglo XX hasta 1969, el gobierno australiano llevó a cabo un nuevo plan para diezmar y acabar con la población aborigen (que se sumaba a todos los planes anteriores que ya habían perpetrado). Decenas de miles de niños aborígenes, especialmente aquellos que eran mestizos, fueron secuestrados por el gobierno australiano y apartados de sus familias, obligados a trabajar como sirvientes en casas o labriegos en el campo y forzados a rechazar su legado histórico, su idioma y sus costumbres. Con esta táctica lo que se pretendía era la desaparición del pueblo aborigen pues no solo se les arrebataba a sus futuras generaciones, sino que también se vivía un olvido forzoso de toda su cultura.
Genocidio armenio
Se trata de uno de los casos más estudiados y conocidos a nivel internacional. El Genocidio armenio tuvo lugar entre 1915 y 1923, en el contexto de la Primera Guerra Mundial y el inmediatamente posterior. El por entonces Imperio otomano se dedicó a llevar a cabo una persecución y exterminio sistemático de la población armenia en sus territorios, dejando un reguero de cadáveres que superaba el millón de muertos y que provocó una diáspora cuyos efectos todavía siguen presentes. A las masacres inmediatas y deportaciones habría que sumar las violaciones, torturas y marchas que los turcos obligaban a realizar durante cientos de kilómetros sin proporcionar comida ni agua. La población de origen griego o asirio también fue víctima de estas prácticas.
A pesar del tiempo que ha pasado y de las irrefutables pruebas que existen y sirven para documentar estos hechos, Turquía nunca ha reconocido que se llevara a cabo un genocidio contra los armenios y sigue sin hacerlo.
Holodomor
El Holodomor (literalmente, ‘matar de hambre’ en ucraniano) fue una de las jugadas más crueles de Iósif Stalin y eso ya es decir. Con el fin de eliminar a los granjeros y agricultores que se negaban a los procesos de expropiación y colectivización y queriendo debilitar cualquier posible movimiento nacionalista ucraniano, Stalin aprovechó una situación de hambruna y escasez ya existente y la acentuó endureciendo las condiciones de las granjas, cerrando las fronteras para bloquear importaciones e impedir que la gente saliera del país y creando brigadas especiales que entraban a las casas e incautaban el alimento.
El Holodomor se desarrolló entre 1932 y 1934 y se estima que provocó la muerte de cuatro millones de personas. Hasta la década de los 80, esta brutal hambruna forzada fue algo desconocido para el resto del mundo.
Holocausto
Es por estos hechos por lo que contamos con la palabra ‘genocidio’ en nuestros diccionarios. Desde antes de la llegada al poder del Partido Nazi en Alemania, los judíos fueron denigrados y convertidos en enemigos públicos para la sociedad, hasta el punto de que todo el odio que había contra ellos y los mensajes propagandísticos tuvieron su efecto en la Noche de los Cristales Rotos. Las deportaciones a campos de concentración y trabajos forzados y, desde 1942, la sistematización de un sistema de exterminio masivo estructurado bajo la llamada Solución Final provocaron la muerte de seis millones de judíos en toda Europa.
El régimen nazi dejó, en total, más de 17 millones de víctimas mortales entre lo que ellos llamaban ‘untermensch’ o ‘subhumano’.
Samudaripen o Porraimos
Bajo estos nombres se conoce a la persecución y exterminio que los nazis llevaron a cabo contra las personas de etnia gitana o romaní en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. El proceso fue similar al llevado a cabo en el resto de casos del Holocausto: discriminación en la propia sociedad, pérdida de derechos, reclusión en guetos, deportación a campos de concentración y trabajos forzados, esterilización y exterminio. La principal diferencia entre el Porraimos y otros casos enmarcados en el Holocausto es que la persecución contra los gitanos fue ignorada y silenciada, en gran parte debido al recelo y desprecio que gran parte de Europa arrastra desde hace siglos contra el pueblo romaní.
Gran Terror
El Gran Terror, o Gran Purga, es un ejemplo perfecto de genocidio político. Se desarrolló en la Unión Soviética desde 1934 hasta finales de la década y fue ordenada por Iósif Stalin para quitarse de en medio a aquellos altos cargos de la política y del ejército que pudieran molestar o amenazar (dentro de su retorcida y paranoica visión del mundo) al líder de la URSS, así como reprimir cualquier posible disidencia proveniente de las clases populares, concretamente de obreros, artistas, sindicalistas o intelectuales. Durante los años del Gran Terror, cientos de miles de personas fueron arrestadas por agentes del NKVD (antecedente del KGB), se realizaron juicios públicos manipulados para que sirvieran de ejemplo y, o bien eran directamente ejecutados, o bien eran enviados a los campos de concentración de Siberia, los famosos gulags.
Revolución Cultural
Bajo el pretexto de acabar con los elementos burgueses y subversivos ocultos en la sociedad china (o así lo argumentó el gobierno de Mao Zedong), el régimen chino y su ‘Gran Timonel’ abrieron las puertas a una década de persecuciones, adoctrinamiento y asesinatos que concluyeron con entre uno y veinte millones de muertos. Mao buscaba reafirmar su poder y remover el fantasma de la guerra civil y la revolución que había encabezado y, para ello, declaró la guerra a todo aquello que pudiera interpretarse como una desviación del pensamiento del partido, promoviendo algo similar al ‘pensamiento único’ del que escribió Orwell.
Genocidio camboyano
Entre 1975 y 1979, inspirado en la Revolución Cultural de Mao Zedong, el dictador camboyano Pol Pot llevó a cabo una limpieza étnica del país persiguiendo, encerrando y erradicando a las minorías de Camboya (vietnamitas, musulmanes, chinos, etc.), así como a todo atisbo de intelectualidad u oposición dentro de su régimen. Tras su llegada al poder, Pol Pot desarrolló en Camboya su propia visión de una utopía campesina en la que forzó a la población a abandonar las ciudades y trasladarse al campo, donde muchos fueron internados en los llamados Campos de la Muerte. El régimen de Pol Pot provocó la muerte de alrededor de dos millones de personas.
Genocidio en Ruanda
El Genocidio de Ruanda responde a un nuevo caso de limpieza étnica. Tuvo lugar en 1994, y durante unos pocos meses la población hutu exterminó al 75 % de los tutsis del país. Estas dos etnias presentaban numerosas diferencias sociales, religiosas y tribales desde hacía mucho tiempo, cuando el país todavía estaba bajo el control de las potencias europeas, y los tutsis pertenecían a una minoría geográfica favorecida por estas. Las muertes estimadas durante la masacre tutsi fueron de alrededor de 800 000 personas, entre las que también había hutus moderados u opositores políticos y a las que habría que sumar los casos de violación, tortura y los desplazados.
Masacre de Srebrenica
Declarada como genocidio por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, la masacre de Srebrenica tuvo lugar en julio de 1995 en medio de una serie de conflictos que tuvieron lugar en los Balcanes desde la disolución de la Unión Soviética y la desaparición de Yugoslavia. La ciudad, donde se había levantado un campo de refugiados con mayoría bosnia musulmana, había sido declarada ‘zona segura’ por la ONU en 1993, pero eso no impidió que un gran contingente de paramilitares serbios comandados por Ratko Mladić rodearan el campamento, irrumpieran en él y aniquilaran a 8 000 personas sin hacer distinción entre hombres, mujeres o niños.
FUENTE: MUY INTERESANTE