6 de febrero de 1958: el día más oscuro para el Manchester United
El 6 de febrero de 1958, veintitrés personas, incluyendo ocho jugadores y tres miembros del personal del club, perdieron la vida en el accidente aéreo de Munich.
Algunos fanáticos del fútbol insisten en que los Busby Babes, el equipo del Manchester United de finales de los 50, fueron uno de los mejores conjuntos de la historia. En ese momento, el club reinaba en Inglaterra tras haber ganado tres títulos de liga en cinco años. Los Busby Babes, llamados así en honor a su entrenador Matt Busby y por tener un promedio de edad de 22 años, aspiraban a convertirse en el primer equipo británico en levantar la Copa de Europa. Pero el destino quiso que la fatalidad deje con la duda a todos esos aficionados que aún los veneran: el 6 de febrero de 1958 su avión se estrelló en el aeropuerto de Múnich. Murieron 23 de las 44 personas a bordo, ocho de ellos eran jugadores.
Se cumplen 63 años de aquel fatídico episodio que sigue en la mente del mundo del fútbol, que es recordado con un reloj en Old Trafford que marca las 15:04, hora exacta en la que la aeronave intentó despegar por tercera vez sin éxito, estrellándose y causando una tragedia. Aquel día, además de enlutarse el fútbol por el fallecimiento de grandes jugadores de aquel equipo que regresaba a casa tras clasificarse para las semifinales de la Copa de Europa, comenzó el infierno del piloto James Thain.
De héroe a villano
Antes de convertirse injustamente en el chivo expiatorio, el capitán Thain, quien por entonces tenía 36 años, fue considerado inicialmente como uno de los héroes. Tras el brutal impacto contra una casa aledaña al aeropuerto y un árbol que detuvo la embestida, encabezó la evacuación de inmediato. Incluso agarró un hacha para rescatar a algunos de los tripulantes, como a su colega Kenneth Rayment. Recibió la ayuda de otro sobreviviente, el portero Harry Gregg, quien regresó a los restos del avión en llamas para salvar a sus compañeros de equipo. No pudieron evitar la muerte de los jugadores Liam Whelan, Roger Byrne, Tommy Taylor, Eddie Colman, Geoff Bent, Mark Jones y David Pegg. A ellos se les sumaría luego Duncan Edwards, quien luchó 15 días por su vida, pero no vivió para contarlo. Entre los afortunados se encontraban Bobby Charlton y el entrenador Matt Busby.
También perdieron la vida algunos empleados del club, periodistas, un agente de viajes y toda la tripulación de vuelo a excepción del capitán, James Thain, quien nunca más volvió a subirse a un avión y paulatinamente se transformó en el máximo culpable. Aquel vuelo, que provenía de Belgrado —donde el United había derrotado al Estrella Roja— y que se detuvo en Múnich como parada técnica, fue su último pilotaje.
El calvario del piloto
Thain luchó durante más de una década para limpiar su nombre. Sin embargo, las autoridades en Alemania se negaron a escuchar su versión. Según el informe oficial, el choque había sido provocado por el peso del hielo que se había formado en las alas del avión. Siendo el piloto a cargo, James Thain fue culpado por no descongelarlas. Pero su hija Sebuda está convencida de que su padre no fue el responsable. La verdadera razón del desastre sería la acumulación de fango en la pista, lo que causó una pérdida de velocidad en el despegue. Ahí la responsabilidad caería en las autoridades del aeropuerto.
Lo cierto, más allá de cuál sea la versión correcta, es que la aerolínea BEA despidió a James Thain de inmediato. Él se dedicó a la avicultura pero sin abandonar la lucha para limpiar su nombre. Con el apoyo de su esposa Ruby, que era científica, llegó a demostrar que el presunto hielo de las alas no era real. Sin embargo, una segunda investigación en Alemania en 1965 también culpó al error del piloto después de negarse a aceptar la evidencia de nuevos testigos. Recién en 1969, el primer ministro inglés Harold Wilson intervino y ordenó una investigación por parte de funcionarios británicos. Se llegó a la conclusión oficial de que había sido el fango con casi toda seguridad. El piloto aguardó ser exonerado para volver a volar, pero eso nunca pasó.
La vida siguió y el Manchester United no perdió la grandeza. Liderados por los sobreviviente Bobby Charlton y Matt Busby, y con el gran talento del joven George Best, el United finalmente ganó la Copa de Europa de 1968 tras derrotar al Benfica de Eusebio en Wembley. Pero mientras el club seguía ganando títulos, James Thain, sin trabajo y sin pensión.
«Lo pararon en seco. Y luego el estrés probablemente jugó un papel importante en su muerte», dijo Stephen Morrin, historiador de la aviación y autor del libro The Munich Air Disaster (El desastre aéreo de Múnich), en diálogo con Express. Falleció de un ataque al corazón en 1975, a los 54 años, todavía dolido por sentirse responsable de una de las mayores tragedias de la historia del fútbol.